Las Musas Deben Continuar

  Me fascinan las palabras, los juegos de palabras, las palabras que riman sin pretenderlo, la rima compleja y estudiada. Y es que es tan grande la riqueza del lenguaje que cuando te adentras en su mundo te atrapa y te sumerges hasta lo más profundo de los infinitos. Me sorprende que con tan solo veintisiete letras se puedan formar millones de palabras para plasmarlas en libros, poemas, canciones, cuentos, manuscritos, revistas, ponencias, guiones de obras maestras… ¿Quién las inventaría? ¿Quién fue el creador de la primera palabra, el que dio sentido a las frases para poder entendernos? Es casi imposible saber quién inventó el lenguaje o cuáles fueron las primeras expresiones que hicieron posible el increíble hecho de poder comunicarnos. Pero yo quiero gritarle bien alto para que pueda oírme allá donde esté: GRACIAS. Por crear el arma más poderosa que existe. PALABRAS  malsonantes PALABRAS consonantes PALABRAS constantes PALABRAS vibrantes PALABRAS rumiantes PALABRAS brillantes

  Cuando en el colegio te mandaban hacer una redacción sobre algo, no te daban las pautas necesarias para hacerla. Escribías sin orden e improvisando todo lo que se te venía a la cabeza. No seguías unos pasos concretos ni te orientaban sobre cómo escribir un texto. Pero no se puede escribir sobre la marcha, porque todo texto tiene que tener un sentido, una estructura y un hilo conductor.   Así que volvamos al principio, ¿cómo escribir un texto? Lo primero que debes tener en cuenta es la idea principal sobre la que vas a escribir. Y tanto esa idea y como el título del texto deben incluir la palabra clave. La idea principal, debe ir acompañada de otras ideas claves para desarrollar más en profundidad el mensaje. Por ejemplo, una idea sobre la que hablar puede ser la maternidad. Las ideas claves secundarias podrían ser: maternidad en la adolescencia, enfermedades durante el embarazo, cambios hormonales y la interrupción del embarazo. Con todas estas ideas, puedes elaborar y desarrolla

  Es necesario desconectar de vez en cuando de la rutina. Respirar aire fresco, intentar vaciar la cabeza de problemas, conflictos, preocupaciones... A veces tan necesario como imposible. Este año me apunté a un retiro de yoga. Para intentar encontrarme conmigo misma. Para aprender técnicas que me ayuden a desconectar y a relajarme. Quería saber soltar todas las emociones que llevo dentro. Soltar toda la ansiedad, la creatividad, las palabras, la angustia, el miedo, la vida... Dejarlo todo fuera de mí por unos minutos y sentir que lo verdaderamente importante es el poder respirar cada segundo que vivimos sobre la tierra. Ser simplemente consciente de la levedad del ser. De esta levedad que asusta por su excesiva fragilidad. Es muy cierto que sólo existe este mismo instante, ni el pasado ni el futuro. Y nos perdemos momentos realmente preciosos, sólo por estar viviendo tan fuera del ahora.  Desconecta, medita, sueña, déjalo todo a un lado por unos momentos. Porque el mundo seguirá giran

  Me fascina el mundo de los sueños. Desde niña   tengo la capacidad de soñar y siempre recuerdo lo que he soñado cuando despierto. He forjado un mundo interior tan complejo como indescifrable y eso me encanta. Los sueños son una fuente de inspiración para mí, la oportunidad de vivir otras vidas en solo una noche. Tengo como una sensación de realidad paralela, siento que tengo sueños lúcidos y tan reales como mi propia vida al otro lado de la línea misteriosa. Realidad y ficción, sueños y verdad, todo unido y todo separado por un abismo.   Quizás debería escribir un diario de sueños. Y pasado un tiempo, desde la distancia, poder analizarlo más a fondo, diseccionarlos como en un laboratorio. No   creo que llegara a descifrar su misterio oculto, pero me encantaría entender los patrones que se repiten, encajar alguna pieza del puzzle. Cuando hablo de mezclar realidad y ficción me refiero a que a veces en mis sueños, se cuelan personas reales. De mi entorno más cercano o bien persona

  Cualquier tiempo pasado fue mejor . Cuando este dicho se cuele en tu cabeza y empieces a recordar otra época de tu vida donde todo evocaba a la felicidad, piensa que quizás te estés haciendo mayor. Yo recuerdo escuchar esta frase a mis abuelos y a mis padres y ahora me sorprendo a mí misma pregonándola a los cuatro vientos. Y lo peor de todo es que lo creo de verdad. A veces me instalo en la nostalgia que me producen ciertos recuerdos de otras etapas, y siento que cualquier tiempo pasado… Esta vez lo que me ha llevado a volver a recitar mi frase ha sido un hallazgo inesperado.   Lo descubrí por casualidad, trasteando en un antiguo equipo de música que me regaló mi hermana. Observé al limpiarlo que el viejo equipo tenía un módulo incorporado para poder escuchar cintas de cassette. Pegué un grito de alegría. Llevaba años en casa con aquel aparato pero desconocía que tuviera radio cassette. De pronto, miles de recuerdos se agolparon en mi cabeza y corrí a la estantería del cuarto

  Las librerías con encanto siempre han sido una gran atracción para mí. Cuando era pequeña soñaba con trabajar en una librería, ayudando a los demás a elegir buenas novelas, recomendando cuentos, haciendo espectáculos…Lo tenía todo planeado en mi cabeza: sería una librería especializada en arte y cultura. Tendría un pequeño escenario donde hacer modestas representaciones, cuentacuentos, conciertos acústicos, recitales poéticos, presentaciones de libros… Todo podía ser posible en mi librería ideal. En mis ratos libres aprovecharía para leer, para devorar todos esos libros que siempre he querido atrapar en mis manos. Me sumergiría en ellos y viviría mil aventuras en la piel de los personajes. Sería un lugar con mucha personalidad. De aquel sueño quedan solo viejos recuerdos, la realidad y las distintas circunstancias siempre acaban imponiéndose. Pero por suerte para mí, en la ciudad donde vivo existen muchas librerías con encanto. Y en ellas me encanta perderme y descubrir cada dí

  Formación continua . Son dos palabras que he escuchado desde muy joven, desde que iba al instituto y no entendía su verdadero significado. Entonces, yo daba por sentado que todo lo que estudiaba era más que suficiente, y que apenas quedaba tiempo para salir a divertirte.                               Luego vas creciendo y entiendes que hay tanto que aprender, tanto y tan valioso…que ocurre lo contrario. Las obligaciones del trabajo, las responsabilidades, la rutina diaria, la familia, la pareja, el ocio… hacen que apenas quede tiempo para formarte. Para aprender e indagar en tantos campos interesantes. Desde siempre he tenido un espíritu curioso y me ha gustado leer todo tipo de libros e investigar sobre temas muy diversos. Porque yo creo que el saber no ocupa lugar y que en la vida debes tener siempre una formación continua. Y no sólo culturalmente hablando, sino también formación en valores, en conocimiento sobre ti mismo y sobre el entorno que te rodea. Yo estudié periodismo n

  Durante los últimos meses he decidido realizar cambios en mi vida profesional. Y he aprendido una lección muy valiosa, que no sólo voy a aplicar en mi vida laboral sino también en la personal: hay que saber gestionar el NO . Cuando tomas decisiones no todo es un camino de rosas. Al principio, la motivación está al cien por cien, es la que te impulsa a saltar al vacío y a confiar. En el destino, en ti mismo y tus aptitudes, en tus posibilidades, en tu valía, en tus ganas…Y comienzas a formarte poniendo el foco y todas tus energías en conseguir un solo objetivo. Sin importar las horas que pasas delante del ordenador, sin importar lo que piensen los demás, sin desviar la mirada de las metas que te esperan en un futuro a corto o medio plazo. O eso al menos es lo que te obligas a creer. Aprende a gestionar el no Pero lo complicado viene más tarde. Cuando después de todo el esfuerzo, empiezas a darte cuenta de que los resultados no son tan rápidos como a ti te gustaría. Ya han pasado

  Estuve dudando varios días si acudir o no al reencuentro. La verdad es que me hizo ilusión volver a saber sobre algunos amigos del instituto con los que había perdido todo contacto. Habían pasado muchas cosas, habían pasado muchas vidas desde aquellos años donde los problemas parecían mucho más grandes de lo que en realidad eran. Para mí la época del instituto fue todo un descubrimiento. Empecé a tener convicciones y valores propios, empecé a sentirme libre y a tomar mis propias decisiones importantes en la vida. Qué seguir estudiando, mi primer viaje a Europa fuera de España para conocer otras culturas y que despertó en mí el amor por viajar, las primeras decepciones amorosas y el primer amor… Tantas cosas nuevas, tantas emociones que costaba abarcarlas todas a la vez. La reunión tendría lugar en un restaurante mexicano en el centro de Madrid. Después, alquilaríamos un pub para bailar y tomar algo. Lo reservamos solo para nosotros y en el local se pinchaba música de los ochent

  Hace muchos años que leí la novela de Miguel Delibes. Lectura obligada en el instituto, en literatura. No tenía edad suficiente para entender a Carmen Sotillo ni el alcance de sus palabras. Cinco horas con Mario me ha marcado mucho tiempo después de aquella primera lectura. Como tantas otras novelas que releí siendo adulta, con otra cultura y bagaje literario. Con otras experiencias a las espaldas. Y es una gozada darse cuenta de haber descubierto a un genio. Cinco horas con Mario ha supuesto muchas cosas para mí. No sólo he podido disfrutar de nuevo de su lectura y de la historia de Carmen, sino que he podido ver a una gran actriz encarnar ese papel sobre un escenario. Se han juntado dos de mis pasiones: literatura y teatro .    Una amiga me prestó el libro de nuevo y cada vez que avanzaba en la lectura, iba alucinando con el hecho de que aquella novela fuera escrita por un hombre. Por la manera tan peculiar de narrar las experiencias de Carmen como mujer, por esa gran sensibili

  Estamos en Febrero, el segundo mes del año. Seguramente todos tenemos en la cabeza mil retos y propósitos para cumplir en los próximos meses. Y seguramente algunos sean los mismos del pasado año que no se cumplieron. Quizás el problema está en plantearse verdaderos retos y propósitos que sean alcanzables, que no sean tan ambiciosos. Yo voy a empezar por ahí, por autoevaluarme y ver qué es lo que no está funcionando. Yo suelo empezar el año con un exceso de confianza, creyendo que todo es posible y que tengo energía para afrontar todo lo que venga. Pero seamos sinceros: una pandemia mundial con millones de fallecidos y confinamiento incluido, una nevada histórica de nombre Filomena   que vuelve a dejarnos aislados, una crisis económica, unas restricciones que te obligan a cambiar tu forma de relacionarte y que te impiden hasta besar a tus seres queridos, un volcán arrasando durante meses sueños y vidas…uf. Son demasiadas cosas importantes y excepcionales las que están sucediendo en