APRENDIENDO A GESTIONAR EL NO

 

Durante los últimos meses he decidido realizar cambios en mi vida profesional. Y he aprendido una lección muy valiosa, que no sólo voy a aplicar en mi vida laboral sino también en la personal: hay que saber gestionar el NO.

Cuando tomas decisiones no todo es un camino de rosas. Al principio, la motivación está al cien por cien, es la que te impulsa a saltar al vacío y a confiar. En el destino, en ti mismo y tus aptitudes, en tus posibilidades, en tu valía, en tus ganas…Y comienzas a formarte poniendo el foco y todas tus energías en conseguir un solo objetivo. Sin importar las horas que pasas delante del ordenador, sin importar lo que piensen los demás, sin desviar la mirada de las metas que te esperan en un futuro a corto o medio plazo. O eso al menos es lo que te obligas a creer.

Aprende a gestionar el no

Pero lo complicado viene más tarde. Cuando después de todo el esfuerzo, empiezas a darte cuenta de que los resultados no son tan rápidos como a ti te gustaría. Ya han pasado unos meses, te has formado y te has expuesto enviando autocandidaturas, presentándote a ofertas de empleo,  creando tu marca personal para darte a conocer y abriéndote en canal en las redes sociales. Nada puede fallar. Tarde o temprano habrá recompensa. Eso es lo que piensas durante un periodo de tiempo, pero cuando pasas pruebas y entrevistas pero no llegan a materializarse las propuestas, el globo inevitablemente,  empieza a deshincharse.

Es complejo mantener a la motivación a raya y empiezas a pensar que a lo mejor tu formación, tus ganas, tu experiencia previa, tu valía…no son suficiente. Empiezas a cuestionarte que realmente hayas tomado una decisión acertada cuando recibes un NO detrás de otro. O peor aún, cuando te esfuerzas para presentar una propuesta que piensas que está hecha para ti pero no recibes ninguna respuesta, la nada absoluta, el silencio. ¿Cómo se aprende a gestionar el NO? ¿Hay que tirar la toalla y dedicarse a otra cosa? ¿Hay que seguir insistiendo?

Gestionando el no

Esa es una decisión muy personal  y cada uno debe pensarla y tramitarla como crea más conveniente. Pero en mi caso particular tengo clara la respuesta: no voy a tirar la toalla y estoy aprendiendo a gestionar el NO. En lugar de pensar en lo que no consigo, voy a pensar en todo lo que sí he conseguido hasta ahora que para mí es mucho. Aunque no haya sido un trabajo estable, he podido trabajar de forma autónoma con una escuela  haciendo lo que más me gusta en el mundo: escribir sobre arte y teatro. He conseguido ser constante en un propósito, tener fe en mí. Darle la vuelta a todo, pensar que no es que no sea válida, sino que hay mucha gente que también lo es y la perseverancia al final acabará triunfando.

Hay que seguir avanzando, formándose,  luchando y confiando en uno mismo. Yo sé que lo lograré, y si no lo hago, me reinventaré, emprenderé y crearé un mundo para ofrecer a los demás, porque así soy yo. No es fácil, no lo está siendo para nada. Hay momentos en que los NO duelen mucho, porque hasta llegas a visualizarte en un trabajo que piensas que está hecho a tu medida, pero no hay que decaer. Yo no lo haré. Porque he aprendido una lección valiosa en la vida. He aprendido a gestionar el NO, y cuando llegue el deseado sí, lo recibiré con alegría y con serenidad. Porque sé todo el esfuerzo, y todo el camino que hay recorrido detrás.

Alguien me dijo una vez que en la vida las cosas no se consiguen por no tener suficiente paciencia. Porque todo lo queremos de forma inmediata y sin esfuerzo y lo que realmente merece la pena no suele aparecer de la nada. Puede que haya intentado abrir con una llave unas mil puertas sin éxito, pero…  ¿y si la puerta mil una es la que definitivamente abre la llave? ¿Me voy a quedar sin saberlo después de tanto empeño y dedicación?

Yo desde luego NO.