Es necesario parar para crear, para que fluya la creatividad… Si no, sería imposible seguir creando quimeras, o escribir historias que sigan haciendo soñar. Las musas también necesitan descansar, reponer fuerzas para recibir el día con luces de colores. En el mundo en el que vivimos, las musas también se estresan, se empapan de los problemas de creadores, escritores, músicos, cantantes, compositores, pintores, escultores, artesanos de sueños… Se sienten preocupadas por el bucle de emociones que atraviesan los artistas, se ven atrapadas entre sus dolores y sus miedos. Y por eso paran. Respiran y se retiran a un lugar escondido que vuelve a nutrirlas de esperanza, de nuevas versiones del mundo. Las musas descansan para volver, rabiosamente, a llenarlo todo de magia. Así que las podemos dejar tranquilas un tiempo. Ellas sabrán encontrar el camino de vuelta…