Las Musas Deben Continuar

A veces, navegando por internet, encuentras verdaderos descubrimientos. Cortos de menos de diez minutos que te emocionan de verdad, que te hacen reflexionar sobre las cosas importantes de la vida, que te ponen los vellos de punta y que, por qué no, te hacen llorar. Devoción ciega es uno de esos descubrimientos. La naturalidad de los dos actores protagonistas y su sensibilidad hacen que te sientas dentro de su historia. Y esa historia te hace pensar que lo que hacemos desinteresadamente por las personas que queremos son las pequeñas cosas que nos hacen personas y que nos hacen grandes. Disfrutad de este corto que no tiene desperdicio y que nos ofrece una lección de vida. DEVOCIÓN CIEGA  

    Hace poco estuve pensando en películas que me han impactado, en películas que me han dejado sin dormir varias noches, con una angustia en el pecho. En aquellas que te comprimen el corazón y que te obligan a llorar aunque te hagas la fuerte, las que te ponen un nudo en la garganta. Y me vino a la mente una película para mí simplemente genial. Dancer in the dark , o Bailando en la oscuridad como se ha traducido en algunos países. Juntar en una misma película a un director tan excéntrico como Lars von Trier y a la cantante islandesa Björk puede ser un cóctel explosivo, y el resultado no pudo ser más visceral. No es de extrañar la multitud de premios en los que estuvo nominada la película y algunos de los que consiguió fue la Palma de Oro en el festival de Cannes. Ella está espléndida desde el comienzo de la historia. Te atrapa, con su mirada, con sus gestos, con su sencillez y sobre todo con su voz. Björk creó todas las canciones que componen la banda sonora de la

Hace ya muchos años, siendo  adolescente, cayó en mis manos un libro que no me dejó indiferente.                                                                                                                                                                         Recuerdo que nos reuníamos mis dos mejores amigas y yo en casa de una de ellas y nos poníamos a leer entre las tres. Nos enganchó la historia desde el primer momento. Compartimos esa trama y la hicimos nuestra, fue muy especial. No sé por qué ahora, unos veinte años después de aquello, me sigo acordando de aquellos momentos irrepetibles. Mi amiga leyendo en voz alta, las palabras que me hacían estremecer. Y es que al final, hay que reconocer que en la ficción y en las novelas, igual que ocurre con el rock, los clásicos nunca mueren. Hoy quiero hablaros de una novela de terror que me impresionó mucho, por aquellos entonces no había leído tanto como ahora, pero descubrí muchas cosas con ella. Empecé a apreciar a los

En nuestra vida diaria apenas tenemos tiempo para respirar. Vamos de un lado a otro sin parar, sin apreciar lo que nos rodea y sin ser conscientes de pequeñas cosas que suceden a nuestro alrededor. Lo que todos necesitaríamos en un momento dado sería pararnos a pensar, alejarnos del estrés diario y buscar un rincón para reflexionar sobre algunas cuestiones claves para seguir adelante, para saber si estamos actuando de acuerdo a nuestros principios y a nosotros mismos, a lo que somos.    …Mi rincón estaría en un parque al aire libre, apartado del ruido y del ajetreo de la ciudad. Un enorme parque, con muchos árboles, olor hierba recién cortada, pájaros cantando sobre mi cabeza y un lago tranquilo donde pueda ver el reflejo de las nubes. Me tumbaría sobre la hierba y cerraría los ojos dejando mi mente en blanco. Respiraría hondo, sería plenamente consciente de todo lo que me rodea, y solo entonces, podré estar tranquila conmigo misma y relajarme de verdad. En

   Hoy me apetece compartir con vosotros un cortometraje que me cautivó, desde algo tan sencillo como una llamada a un servicio de telefonía, nos cuentan una historia con la que cualquiera se podría sentir identificado. Vale la pena verlo hasta el final, ver la evolución de los personajes y la complicidad que se llega a alcanzar en diez minutos de llamada.  Es realmente revelador  conseguir desde algo tan sencillo hacer algo grande. Os invito a disfrutarlo en el siguiente enlace:  CORTO       

Para las personas que alguna vez han sentido y vivido las tripas del teatro, no puedo dejar de recomendaros una película fascinante. Al salir del cine, escuché todo tipo de comentarios. Algunos totalmente opuestos a los míos. Así es el cine. No todas las cosas nos afectan a todos del mismo modo, si fuera así la vida sería demasiado aburrida, he de admitirlo. Yo no quería salir del cine, no quería que esa sensación que me había invadido en la butaca durante la proyección se esfumara y me abandonara. Y lo primero que pensé fue en compartir mis emociones en mi blog. Esta película sólo puede causar dos efectos potentes y contrarios en los espectadores que vayan a verla: saldrán del cine odiándola  o maravillados por ella. Pero de algo estoy segura, si te apasiona el mundo del teatro, entrarás en ella desde el primer momento. Yo soy del segundo grupo, por supuesto. Aunque forma parte de mi personalidad dejarme impresionar por las cosas. El director te envuelve y te adentra e

Me cuesta mucho definirme. Mis hermanas siempre me han dicho que ando en las nubes, que me iba a ir mal creyendo que las cosas suceden igual que en las películas de amor, que soy excesivamente cansina preocupándome por todo y por todos. La teatrera.  En fin, qué puedo decir. Creo que no cambiaré a estas alturas, superando ya los cuarenta y tantos. Reconozco que sí, que soy así. Mucho más idealista que realista, más positiva que negativa, soñadora, con gran imaginación y culpable de dejarme llevar por las emociones. De perderme en mis sueños, esos sueños que recuerdo cada día cuando despierto. Soy culpable de pasar de puntillas por una realidad que me asusta, me cuesta poner los pies en el suelo. Me asusta ser consciente de crecer y hacerme mayor, tener verdaderas responsabilidades y envejecer. No el hecho en sí de ser vieja, sino el respeto y terror de dejar de valerme por mí misma, dejar de escribir e inventar historias. Me asusta que mis sueños se desvanezcan entre pastillas p