Las Musas Deben Continuar

  Los vecinos sabían perfectamente cuándo le pasaba algo a Lola. Si algo le preocupaba o le rondaba persistentemente en la cabeza. Porque le daba por cantar, cantaba tan alto que podía escucharse en todo el edificio. Lo hacía en la ducha, gritando a los cuatro vientos. Mientras tendía la ropa en el patio comunitario, lo hacía bajando las escaleras saltando los escalones de dos en dos. Lo hacía en la cocina con la ventana abierta, aireando sus notas y sus aromas… Lo que los vecinos no sabían era lo que la música significaba para ella. Su habitación era su santuario. Donde conseguía la inspiración que necesitaba para sus canciones. Estaba decorada con un gusto exquisito: pósters bien enmarcados de sus cantantes y grupos favoritos. Debajo de la ventana que daba a un parque, un escritorio enorme con sus cuadernos de notas, sus bolígrafos de colores, su portátil y su flexo. Tenía también una silla de despacho frente al escritorio. Una cama reinaba en el centro de la estancia con un edredó

     Llevo escribiendo desde siempre, desde que tengo uso de razón. Muchos de los sueños que tenía los escribía para recordarlos, como si fueran cuentos. Añadiendo detalles, quitando otros, inventando situaciones, exagerando acciones…Moldeaba los sueños hasta que sobre el papel parecían historias paranormales, pero con una estructura y con un sentido. Lo que más esfuerzo me costaba era saber cómo escribir diálogos . Hay que tener en cuenta varios factores antes de lanzarse al vacío. Pensar qué fin se quiere conseguir con ellos, qué objetivos tienen los diálogos dentro de la historia.   Algunos de esos objetivos podrían ser los siguientes: -Provocar cambios en la escena. -Crear dinamismo entre los personajes, hacer que avance la acción. -Generar emociones: tensión, suspense, sorpresa… -Definir mejor el ambiente que se quiera crear (ambiente romántico, de terror…) -Presentar a los personajes tal como son, mostrándolos a través de su forma de expresarse. Las conversaciones d

Érase una vez una actriz frustrada. Érase una vez una actriz que decidió dar un paso más allá y ser valiente para variar. Porque el espectáculo debe continuar , aunque solo haya una persona observando desde la butaca. La actriz que llamaremos Actriz 1 , se puso a reflexionar sobre sus sueños. Necesitaba una motivación. Ella sentía algo que nunca se pudo quitar del corazón ni del alma, aunque sus propias voces interiores luchaban por acallarlo. Actriz 1 salió a pasear una mañana de verano, antes de ir al trabajo. Después de un largo paseo, se sentó en el banco de un parque y respiró hondo. Llenando sus pulmones de paz, de recuerdos y nostalgia. Cerró los ojos y dejó que el canto de los pájaros acariciara sus oídos y fueran guiando sus pensamientos. Su mente se puso en blanco durante un instante y empezaron a aparecer imágenes que para ella fueron muy reveladoras… La primera vez que pisó un escenario en un recital de poesía. Los primeros aplausos que sin duda causarían adicción.