SUEÑOS LÚCIDOS
Me fascina
el mundo de los sueños. Desde niña tengo
la capacidad de soñar y siempre recuerdo lo que he soñado cuando despierto. He
forjado un mundo interior tan complejo como indescifrable y eso me encanta. Los
sueños son una fuente de inspiración para mí, la oportunidad de vivir otras
vidas en solo una noche. Tengo como una sensación de realidad paralela, siento
que tengo sueños lúcidos y tan reales como mi propia vida al otro lado de la
línea misteriosa. Realidad y ficción, sueños y verdad, todo unido y todo
separado por un abismo.
Quizás
debería escribir un diario de sueños. Y pasado un tiempo, desde la distancia,
poder analizarlo más a fondo, diseccionarlos como en un laboratorio. No creo que llegara a descifrar su misterio
oculto, pero me encantaría entender los patrones que se repiten, encajar alguna
pieza del puzzle.
Cuando
hablo de mezclar realidad y ficción me refiero a que a veces en mis sueños, se
cuelan personas reales. De mi entorno más cercano o bien personas del pasado
que hace siglos que no veo y con las que se quedó algo pendiente: una
conversación, un beso, una explicación, una despedida, una discusión... Amigos de infancia, primos, primeros amores
de adolescencia; todo se mezcla como en una coctelera. En muchas ocasiones, la acción se desarrolla en casa de mis padres,
en la casa donde viví con mis padres y hermanas durante treinta y dos años
hasta que me independicé. Esa casa me marcó, fue mi hogar y el núcleo de todos
los valores que ahora tengo. Y de alguna manera, esa casa siempre representará
a mi familia, a mi verdadera esencia. Y aunque ahora la habiten unos inquilinos
que estarán construyendo en ella su propia historia, para mí, siempre será mi
hogar. Y aparece en mis sueños como el escenario principal donde otra realidad
paralela cobra vida. Y no sólo la casa
de mis padres, también la casa de mis abuelos del pueblo es un escenario
habitual. Allí pasé veranos mágicos y eternos con mis hermanas y mis primas. Y
en el pueblo fue donde conocí a mis primeros amores…Esos espacios aparecen en
mis historias oníricas sin poder evitarlo.
Y muy pocas veces aparece la casa donde vivo actualmente y en la que
llevo bastantes años, quizás nunca me he sentido en ella como en mi verdadero
hogar, quizás mi lugar en el mundo esté todavía por llegar.
A veces
sueño con mi pareja o con mi madre pero tienen otro aspecto diferente, otro
cuerpo y otro rostro. Sin embargo, no son desconocidos para mí, son mi madre o
mi amante y les hablo reconociéndoles en otros cuerpos. De algún modo, la
lucidez y la verdad existen en esos sueños.
Otras veces tengo pesadillas, de esas que me hacen brincar y desbocarse el
corazón. Sueño que me persiguen o que van a matarme, pero me despierto siempre cuando no soporto
más el dolor o lo que está sucediendo en la pesadilla. Como si mi consciencia
entendiera que estoy soñando y quisiera evitarme el mal trago de ver cómo muero
o cómo me atrapan o me secuestran… Por eso pienso que los sueños lúcidos
existen, porque esa consciencia en realidad no puede estar nunca separada de la
inconsistencia de lo que sueño.
Hace
tiempo vi un documental sobre el soñador lúcido. Donde un compositor
aprovechaba sus sueños para crear una
melodía o componer algo que luego reproducía en la realidad. Esta persona sólo
era capaz de componer soñando, y nada más despertar, reproducía lo que había
soñado en un papel. Utilizaba sus
propios sueños para fomentar la creatividad. Me pareció un tema realmente
alucinante. Y demuestra que existe una conexión invisible entre sueños y
realidad, y que los sueños lúcidos de
alguna manera inexplicable existen.
En otro
post seguiré hablando de este tema y también de los sueños recurrentes y la
interpretación de los sueños. Ojalá, la
muerte me alcance soñando.
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