CONCURSO
“Cuando
me enteré del concurso, no dudé ni un instante en presentarme. Me encanta
escribir, desde siempre. Incluso cuando no tenía conciencia de lo que eso
significaba.
Surgió
en mí como una necesidad interna de contar historias.
A
veces escribía sólo para desahogarme en un momento concreto, como vía de escape
cuando hervía mucha presión en mi cabeza. Otras para describir un sentimiento,
una sensación… Lo hacía en cualquier parte: a escondidas en el trabajo, tomando
notas en el trayecto del tren, en casa sobre el sofá con un programa aburrido
sonando de fondo en la tele… Cuando no tenía de qué escribir, redactaba los
sueños que había tenido. Siempre he soñado mucho. Y en otras ocasiones,
destruía lo que escribía casi al instante, o se almacenaba en algún archivo
perdido en el escritorio del ordenador, o en algún armario cuando escribía con
mi bolígrafo bic sobre el folio en blanco.
Después
de muchos años haciéndolo, decidí compartir parte de mis historias en un blog
literario. No me acostumbraré nunca a escribir para los demás, creo que es
fácil entender el hecho de que escribir es un acto muy íntimo.
Como
veis, suelo evadirme y extenderme demasiado. Pero es que es tan amplio nuestro
vocabulario, son tas bellas las palabras, que da gusto acariciarlas y ver cómo
se escapan entre los dedos o entre los labios inoportunamente, sin control.
Me he
presentado a varios concursos literarios y no he ganado ninguno. Tampoco es mi
finalidad. Me presento y lo seguiré haciendo porque adoro escribir. Eso sí,
cuando me imponen entre comillas un tema del que hablar lo agradezco, porque el
universo es demasiado amplio. Sin embargo, en este concurso, la temática es
libre y se me planteó un grave problema. ¡Dios!, ¿sobre qué escribo ahora?
En mi
cabeza empezaron a surgir mil ideas: cuando me dejaron plantada en el altar,
aquel sueño tan erótico, la infidelidad y todas sus consecuencias, la búsqueda
de la inspiración, la novela que trato de escribir y que jamás termino, la
muerte de alguien que quieres, la rutina diaria, mi experiencia cuando estuve
desempleada, los amigos que siempre deseé tener, mis hermanas, el teatro, mi
etapa de locutora de radio, los sueños frustrados, las primeras veces, el fin
del mundo, los miedos, el insomnio, cosas que hacer antes de morir…demasiadas
ideas.
Al
final, nunca me centro en nada y tengo la sensación de querer abarcar mucho y
no profundizar en la mayoría de las cosas. A la gente inquieta le resulta muy
difícil desarrollar un solo tema en un folio.
Cualquiera
de los citados daría para mucho más, hasta par una tesis. Al final hablo y
escribo sobre todo y sobre nada, así es mi vida.
Por
supuesto, no gané el concurso con este relato pero tampoco dejé de escribir,
porque es algo que me llena y que forma parte de mí.
Y
cuando lea el relato ganador exclamaré algo parecido a esto: ¡Tenía que haberme
centrado en algo, seguro que habría llegado a mucha más gente!
Puede
que sí o puede que no. En realidad no me gusta escribir para la gente así que
este ejercicio ha sido otro desahogo más para mi alma. ”
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