ENCUENTRO
Escucho decenas de pensamientos cuando mis
ojos se posan en ella y el mundo se paraliza.
Olvido que voy al trabajo, que estoy
en el metro como cada día.
Finjo que sigo leyendo mi libro pero
en realidad no puedo dejar de mirarla.
Necesito conocerla.
Baja en la próxima estación. La sigo, discretamente.
Sube las escaleras eléctricas con la
multitud. Pero destaca entre todos.
Su pelo pelirrojo cae en cascadas
hasta sus hombros, su brillo deslumbra mis ojos.
¿Deja caer su pañuelo?
Acelero mis pasos, recojo el pañuelo y la alcanzo.
En ese mismo instante se vuelve hacia mí y
ocurre.
Todo sucede de forma natural, se acerca a mí como si
me conociera desde siempre.
Le doy su pañuelo, me mira directamente a los ojos.
Ya no hay marcha atrás.
Encontré a mi otra mitad.
En aquel instante no tenía ni idea de lo que la vida
me deparaba.
No sabía que aquel encuentro sería el comienzo de todo.
De una historia de amor tan profunda como el océano.
De unos besos inagotables sobre mi cuerpo.
No sabía que aquel encuentro sería también el principio del fin.
Porque después de conocer su alma.
Después de compartir un universo.
Nada ni nadie podría dejar huella en mí.
Eso fue precioso. Pero también devastador.
Porque yo no podía existir sin mi mitad.
Y eso me hacía incompleto.
Bendito encuentro y maldito encuentro por partirme en
dos.
Precioso el relato. Yo a estas alturas prefiero mantener el control sobre mis dos mitades. Entregar cachitos cuando sea necesario
ResponderEliminarEso es lo ideal, aunque cueste a veces controlarlo.
Eliminar