INSOMNIO






Este fue uno de mis primeros relatos. Creo que he evolucionado hacia otros mundos, pero me apetece recordarlo.
INSOMNIO


   Otra noche más.

Todo da vueltas a mi alrededor.
Demasiada oscuridad. Demasiados pensamientos.
Mi corazón late muy deprisa para poder dormir y hace una noche tan bonita que, sin darme cuenta, comienzo a soñar despierta.
Mis párpados se mueven lentamente.
 “Me veo totalmente rodeada de gente, saltando y gritando como si el mundo fuera a terminar. Esta oscuro, la música suena y mi cuerpo se deja llevar.
Me siento como fuera de mí misma, tan a gusto con todo lo que me rodea que da miedo.
Estoy subida en una especie de pedestal, sin parar de bailar y sintiendo todas las miradas sobre mí. Me muevo al son de la música, transmitiendo en todos mis movimientos todo lo que siento en mi interior. Casi no me doy cuenta de mi sensualidad, de lo ardiente de mis contoneos...hasta que unos ojos se clavan fijos en los míos con una fuerza arrolladora. Me que quedo inmóvil un segundo, hipnotizada por el mar de esos ojos.
Intento seguir bailando sin más, ignorando inútilmente su mirada, su pelo rizado, su cuerpo esbelto y fuerte, sus grandes manos, sus labios. Pero no tiene sentido. Lo siento. Siento como si pudiera leer dentro de mi alma, como si supiera exactamente lo que deseo. Lo que necesito ofrecer al mundo. Lo que necesito dar.
De pronto mi mundo se detiene. La música cambia radicalmente.
La luz de aquel lugar se hace más tenue,  y una canción lenta me envuelve y me hace bajar de donde estaba.
Me acerco a la barra y antes de llegar a pedir nada, noto una mano cálida tocando mi hombro. Me doy la vuelta sobresaltada y me tropiezo con esos enormes  y verdes ojos que me miran de ese modo tan especial...
No le conozco de nada.
No intercambiamos ni una palabra. No hacía falta. Nuestras miradas lo decían todo.
No tenía alternativa. Me llevó hasta el centro de la pista y absolutamente todo desapareció a nuestro alrededor. Sólo existíamos él y yo. Nada más tenía significado. El mundo entero se reducía a aquel intenso momento. Aquella melodía se metía dentro del alma. Te enganchaba.  Rodeó con sus fuertes brazos mi cintura mientras yo le puse mis brazos alrededor de su cuello. Nuestros cuerpos se acercaron en un tierno abrazo y comenzamos a bailar. Cerré fuertemente mis ojos para saborear cada segundo de aquel sueño.
Cada instante era eterno. Parecía por una vez en la vida que el tiempo se había detenido completamente, pudiendo manejarlo a nuestro antojo. Alargando cada canción sin importar nada más. Al son de aquella música, inesperadamente, sentí sus labios sobre los míos. Mis ojos seguían cerrados, mi corazón latía deprisa y aquel beso hizo estremecer todo mi ser. Se apartó de mí y entonces pude ver su rostro de nuevo, pude perderme en su mirada.
Me sonreía. Parecía que me conocía. Le sentía cercano a mí. Pero jamás le había visto antes. Sin embargo, no podía separarme de él y aquellas notas envolventes no dejaban de sonar.....al cabo de un rato la música paró y los dos permanecimos abrazados. No éramos conscientes de que todos bailaban frenéticamente a nuestro lado. No oíamos nada. Me llevó a un rincón más apartado y tranquilo y fue entonces  cuando me habló por primera vez.
-          Nada más  verte supe que tenía que conocerte, sentí la necesidad de acercarme a ti y besarte sin más. No me preguntes por qué- ¿Crees que estoy loco?
No pude más que sonreír. Me di cuenta de que ni siquiera sabía su nombre.
-          Creo que todos estamos un poco locos. Ni siquiera sé tu nombre y tengo la extraña sensación de conocerte.
Y seguimos hablando. Hablando, riendo, bailando, bebiendo...las horas pasaban y la noche llegaba a su fin aunque iba a ser difícil de olvidar.
Nos fuimos de aquel lugar.
Ahora contemplábamos una hermosa puesta de sol. Desde lo alto de aquella explanada se observaba toda la ciudad. La vista era espectacular, aquel amanecer fue único. El sol no sólo comenzaba a brillar sobre los altos edificios sino que también se introducía en mí misma, llenándome de vida.
Sin hablar, allí tumbados sobre la fresca hierba, comenzamos a besarnos. Un beso largo y húmedo siguió a otro, y a otro...Sus caricias me hacían estremecer de placer y me vi obligada a devolver aquel cariño que él ponía en cada gesto hacia mí. Tenía la necesidad de entregarme totalmente a él, sin ningún reparo. Tenía tanto amor dentro de mí que, o lo dejaba salir al exterior, o se acabaría convirtiendo en veneno y haciéndome daño. Me entregué sin reservas. Sin conocerle pero sin miedos. Porque sí.
De forma tan natural como sorprendente. Fuimos cómplices de aquel momento mágico. Fue un intercambio silencioso de cariño y placer sin límite. Cada uno sentía y sabía exactamente lo que necesitaba el otro. Cuando le sentí dentro de mí creí tocar el cielo. Recorrió con sus besos cada centímetro de mi piel, descubriendo todos nuestros secretos ocultos, sin ningún pudor. No podía dejar de acariciarle, de hacerle feliz...
Durante un segundo eterno, permanecimos en silencio, semi-inconscientes, abrazados tan fuertemente que apenas podía respirar. Pero tan feliz que era imposible describirlo. A lo mejor no volvía a verle más (era lo más probable), a lo mejor todo había sido producto de mi imaginación o ... súbitamente un sonido atronador me hizo salir de aquel trance.”
   Era el despertador. No estaba en aquella explanada, en aquel amanecer. Estaba como siempre, sola en mi cuarto, y una lágrima se deslizó por mi mejilla sin poder controlarla.
La tristeza me invadió.  ¿Por qué tenía que haber sido un sueño?
Parecía tan real. El tacto de su piel, sus manos sobre mi cuerpo, su respiración y su pulso acelerado. No podían ser mentira esos besos… Cuando sus labios se posaban sobre mi cuello, esa sensación no podía ser mentira. Me negaba rotundamente a aceptar que aquella misteriosa noche hubiese sido sólo una ilusión.  Porque no sólo hicimos el amor, no fue sólo la unión de nuestros cuerpos, sino algo más profundo y espiritual. Algo de mí se quedó dentro de él y sentía que ya nada sería igual.
Incluso despierta notaba su presencia.
Salí bruscamente de mis cavilaciones al escuchar mi teléfono móvil. Me sorprendí, primero porque eran las seis de la mañana y segundo, porque se trababa de un número desconocido. Me puse a temblar muy nerviosa porque sabía en el fondo de mí que esa llamada cambiaría el resto de mi vida. Y también sabía que me traería muchos problemas.
Con el corazón a cien, descolgué y escuché su voz.  Y entonces...



Comentarios

Entradas populares de este blog

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

APRENDER EN COMUNIDAD

LA NARIZ ROJA