LAS PREGUNTAS DEL YO

 

Quiero rescatar y compartir con vosotros un artículo publicado por Alberto Fernández Partido en el diario Más de Alcobendas. Alberto es un escritor madrileño y escribió una sección titulada "Las preguntas del yo".  En su sección planteaba reflexiones en tono filosófico sobre temas apasionantes. 

En este artículo nos habla de su particular percepción de la música y de cómo ésta le ha acompañado durante toda su vida. Por supuesto con su permiso, comparto este post con vosotros.

Disfrutadlo.

 




Las preguntas del yo

 

Nací sabiendo lo que quería llegar a ser en mi vida y sucedió en el momento que respiré el primer halo de oxígeno de la habitación del hospital. Mi madre en un acto reflejo al notar que mi pequeño cuerpo salía, agitó uno de sus brazos y golpeó un vaso de cristal. Éste chocó con otro y surgió el primer sonido que escuché y que todavía guardo en mi memoria, ese golpe agudo que brotó por el aire inundándolo todo dando la señal para que yo entrase en este mundo. Con este sonido me quedé durante gran parte de mi infancia, intentando imitarlo utilizando no solo vasos sino cualquier objeto que reprodujera un tintineo parecido. Pero no tuve bastante, quería más. Quería que ese sonido fuese acompañado de varios de distinto tipo, altura, timbre e incluso ruido... Esta misma realidad la vi reflejada en un libro de historia que conseguí en la Biblioteca.

 Desde la Antigüedad, el Hombre estaba necesitado de recrearse con lo que le rodeaba, ya sea, haciendo pinturas de sus cacerías campestres o imitando físicamente el cuerpo de un animal, mediante el barro o la piedra. Pero aparte de eso, no le pareció suficiente alimentar sólo su vista con estos elementos, quería que su oído tomase también parte de la percepción de su mundo. Se trata de un sentido mucho más agudo y fino, por lo que pudo experimentar con los objetos que le proveía la naturaleza, creando así algo tan maravilloso como era y es la música.

Fueron pasando los años y los objetos ya se podrían llamar instrumentos, un poco rudimentarios pero conseguían lo que su inventor quería. La flauta tan antigua como nosotros mismos, ha sido y es uno de los que han sacado ese dulce sonido, mientras el piano ha sabido utilizar toda su expresión para ofrecernos diferentes caras: la tranquilidad, el sosiego, la tensión, la aceleración. Los sonidos de cuerda, siempre presentes en grandes piezas de los clásicos con esa mezcla de oscuridad y luz en sus notas. La percusión, ese elemento rítmico capaz de llevar a cualquier tema por donde quisiese, ya sea a pasos cortos y pausados o una carrera de saltos enérgicos.

Todo esto y mucho más me ha fascinado desde ese tintineo del vaso que me hizo ver que yo quería ser músico. La posibilidad de poder tocar esos instrumentos, manipularlos, sacarles todo su jugo y así hacer la obra perfecta. Porque desde la música se puede transmitir algo tan profundo y tan sincero… Algo que ni pueden expresar las propias palabras. Pero se necesita algo más que talento para poder llegar a conseguir esa pieza maestra de la que hablo, la inspiración que a mí solo me llega para escribir estos artículos.

 

Las preguntas del yo


Y a mi sólo me queda, como un simple oyente, dejarme llevar por esas músicas. Músicas que a lo largo de mi vida han estado junto a mi en momentos buenos, malos y regulares y siempre que mi memoria empieza a trabajar, aparte de imágenes, veo las canciones que han ido ligadas a ellas. “Who wants to live forever” de Queen, “Carmina Burana”, de Karl Off, “The first rebirth” de Jones and Stephenson, “Enjoy the silence” de Depeche Mode. La muerte de un ser querido, el encuentro con tu primer amor, el conseguir tu primer sueño, acabar con una relación...

 

Hacer un ejercicio de memoria porque seguro que, como yo, tenéis esas músicas que os han acompañado a lo largo de vuestra vida y podréis completar vuestro propio álbum de fotos visual y sonoro.

 

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