MI NOVELA...










Hace tiempo intenté explicar las dos maneras que, según mi opinión, existen para escribir y relatar una historia.
O bien se inventa o bien se narran unos hechos vividos en primera persona.
Por supuesto que existen mil maneras de hacerlo. 
En cuanto a la opción para mí más compleja, la de crear una historia desde cero, no tiene que ser algo que se te ocurra de pronto y que parta de la nada. Puede ser que viendo una película o leyendo un buen libro se te ocurra de pronto una idea de cómo empezar a desarrollar una historia. O puedes mezclar imaginación e historia, hechos históricos de personajes reales o hacer paralelismos indescifrables para el lector. Todo es válido.
En cuanto a relatar un acontecimiento personal, el proceso es mucho más lento y desgarrador, porque escribir sobre algo que te ha hecho sentir supone revivirlo y a veces es duro enfrentarse de nuevo a la realidad que sigue invariable. Otra opción es escribir sobre algo que no te haya ocurrido a ti sino a una tercera persona, a un familiar o amigo, o a un conocido. Cuanta menos relación tengamos con esa persona menos nos afectará la historia personalmente.

Mi novela ya adelanté que parte de un hecho real. De la peor tragedia que he vivido jamás, algo que no es agradable y algo que no tiene solución. La muerte de alguien que quieres.
La muerte trágica e inesperada de alguien que quieres.
Es un hecho duro y frío, se impone a todo lo demás. Entras en una especie de bucle macabro del que te cuesta un mundo salir, sobre todo porque te niegas a aceptar lo sucedido.
A pesar de haber pasado unos años de lo ocurrido, siempre que decido sentarme y adelantar mi novela me encuentro con el mismo problema. Todo es demasiado duro para recordarlo de nuevo. 
Estoy en ese punto.  Intentando cerrar un círculo que hace unos años abrí. Sé que el camino no está siendo fácil pero sé que es algo que quiero terminar para variar, me cueste lo que me cueste.
Es una terapia personal para mí. Es algo que debo hacer.
   Casi tengo noventa páginas escritas, para mí es todo un éxito. Me queda pendiente profundizar en las anécdotas de algunos personajes, perfilarlos más y repasar todo lo escrito.
Para poder ir avanzando en mi novela, he modificado nombres y he añadido personajes  y hechos ficticios, porque reflejar las biografías reales no me parecía acertado.
He mezclado ficción y realidad, las dos maneras  en las que entiendo la escritura. Eso sí, la historia y los sentimientos son reales, puesto que he tenido la desgracia de experimentarlos y de esa manera me resulta más sencillo exponerlos a los demás.

Os adelanto un pequeño fragmento de mi novela, ni siquiera sé si algún día se verá publicada. Creo que eso no es lo que persigo. De momento sólo deseo acabarla, demostrar a todos y a mí misma que soy capaz de hacerlo, sobre todo a mí misma. 
Después, quizás la deje leer a las personas más cercanas, y si una de sus protagonistas a las que quiero mucho y que sigue en mi vida me da permiso, tal vez, y sólo tal vez algún día salga a la luz.
Comparto estas líneas en mi blog íntimo y personal porque para esto lo creé. Para desahogarme de vez en cuando y mostraros mi mundo...


“Estamos aquí reunidos en este día, para unir a este hombre y a esta mujer en sagrado matrimonio.
Ellos se presentan libremente, por decisión propia y en pleno derecho de sus facultades físicas y mentales…” Ángela escuchó el sonido de aquellas familiares palabras mientras caminaba por el pasillo de la fría iglesia.

Echó un vistazo alrededor. La iglesia estaba casi vacía. A lo lejos el cura hablaba. Una pareja estaba frente a él pero no podía verles las caras.

Los invitados sentados en las dos primeras filas de bancos podían contarse con los dedos de las manos. Estaba claro que era algo íntimo.

Pero no tenía idea de por qué estaba allí.

Descubrió que iba vestida para la ocasión. Un traje largo de fiesta, demasiado ceñido a su cuerpo para su gusto pero que le hacía una silueta envidiable. A veces olvidaba su atractivo.

Aquel vestido color vino realzaba su pecho y su caderas y disimulaba su pequeño e incipiente abdomen. Llevaba un minúsculo bolso colgado del brazo y el pelo recogido en un moño informal. No podía ver su maquillaje que esperaba que fuera sutil, pero se sentía realmente guapa.


Aunque al principio el vestido estrecho le recordó la sensación de ser el tronco de aquel árbol inmóvil y pegado a la tierra, a medida que avanzaba por aquel pasillo, sus piernas cogían más soltura y la tela del vestido parecía ceder dejándole andar con ligereza. "

Continuará...

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

APRENDER EN COMUNIDAD

LA NARIZ ROJA