MI NOVELA. ESTANCAMIENTO



   
   Imagino que todos los escritores pasan por un momento así. A pesar de tener bien estructurada la historia, lo que quieres contar y hasta la forma de hacerlo. A pesar de que parezca que ves el final del túnel, la realidad se impone como una roca en medio de la nada.
Descubres que no sabes cerrar el círculo, que es complicado darle la forma final a tu novela, la forma redonda que deseas…Y hay que admitirlo para poder seguir adelante: estoy estancada.
Estoy en ese punto en mi novela que parece no finalizar nunca. Pero yo sé que cuando disponga de un poco de tiempo, podré terminarla y sentirme orgullosa del resultado. Porque quiero mimar cada detalle, quiero transmitir una historia medio real medio imaginaria que le puede pasar a cualquiera. Porque la vida es así, todo nos puede pasar a cualquiera.
Pero es complicado, me encuentro en una especie de bucle.
Sé lo que quiero hacer. Sé qué camino he de seguir, sé exactamente lo que quiero contar y cómo contarlo, y quizás lo que sea más importante, sé lo que no quiero.
Pero a pesar de todo, nunca es suficiente. La manera de narrarlo, las emociones, siempre hay una pequeña y frágil barrera que me cuesta horrores atravesar.
Sé que cuando lo haga me sentiré liberada. Pero quizás en lo más hondo de mi ser, sea consciente de que no quiero liberarme. Quizás no quiera cerrar este círculo que se abrió hace tanto tiempo.
Quizás crea que mientras escribo o invento sobre lo que ocurrió, él siempre estará presente de una u otra manera. Quizás cuando todo termine, se vaya. Quizás esta es una despedida personal y no quiero que esto termine.
Aunque también sé que si no le dejo ir, jamás estaré en paz conmigo misma.
Lo cierto es que estoy estancada, aunque no sé si soy plenamente consciente de ese estancamiento.
Por un lado quiero compartir esta historia con el mundo entero, pero por otro, es algo tan íntimo, es un dolor tan mío, que es como una especie de traición hacia mí misma.
Pero me conozco y sé que terminaré lo que empecé, no sé cuándo pero lo haré. Y puede que al final del camino entienda que tenga que compartirlo con otras personas, o quizás no, tampoco eso me importa mucho ahora.
En ocasiones, cuando escribo, me imagino con el poder de cambiar la historia. Ojalá lo que escribiera se pudiera convertir en realidad, ojalá pudiera dar la vuelta a ese final tan oscuro y lleno de lágrimas.
Es una fantasía, lo sé, pero a quién no le gusta fantasear alguna vez.
Mañana es el octavo aniversario de su muerte. Y el vacío no acaba de llenarse. Miro a esa persona que significa tanto para mí y sé y entiendo que ella también piensa en él, entiendo que podría ser la persona más feliz del mundo a su lado...y duele saber que jamás volverá. Y vuelven las lágrimas, la oscuridad, el dolor…
Pero yo seguiré caminando, y ella, y todos los que seguimos en pie. Así es la vida.
Y yo superaré este estancamiento y completaré esta historia tan triste, y mi corazón se sentirá un poco menos presionado, pero sólo un poco, porque nunca puedes olvidar a alguien que has querido.

Os dejo con otro pequeño fragmento de mi historia. Hasta pronto…

El despertador no sonó como de costumbre. En realidad sí sonó pero lo apagó en un acto reflejo y se dio media vuelta en la cama. Cuando volvió a abrir los ojos, había pasado casi una hora.
   Se vistió rápidamente y salió corriendo de casa saltando las escaleras de dos en dos. Damián  compartía piso con otros dos compañeros más. Ellos ya no estaban en casa y prefirieron no molestarle aquella mañana gris. Más tarde tendría tiempo de enfadarse con ellos.

   Parecía haber más gente de lo normal en los pasillos. El camino hasta la clase se le hizo interminable y con las prisas intentaba sin éxito ir esquivando a todo el que se encontraba por delante.
 Al doblar la esquina que le separaba de su destino, chocó accidentalmente con alguien que no parecía tener tanta prisa. Ella llevaba unos libros que cayeron desparramados por el suelo.
 Cuando  levantó la mirada para cruzarse con sus ojos, el universo entero se paralizó. Se sintió como en un sueño donde de repente todo empieza a funcionar a cámara lenta, la gente a tu alrededor camina silenciosamente, el bullicio desaparece y una música penetrante e intensa se apodera de la situación.

Las miradas se clavan y se quedan hipnotizados y sin apenas moverse. Este instante, estos segundos intensos y eternos, fueron el comienzo de..."

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