HER
Hacía
tiempo que no salía del cine con esa sensación tan especial. Es difícil
profundizar en la película sin destriparla; porque quisiera que les picara la
curiosidad a los que todavía no han tenido ocasión de verla.
El
film es apasionante, la interpretación magistral de Joaquin Phoenix, la
fotografía, la banda sonora envolvente, la verdadera protagonista que ni
siquiera es real…Pero lo realmente destacable es su guión, lo que cuentan los
personajes. Y no es de extrañar que ese guión ganara un merecidísimo Oscar en
la pasada edición de estos premios tan reconocidos.
Original
y desgarradora hasta el final. Lo que más sorprende es su cercanía, lo
identificado que cualquiera puede sentirse con el mundo en el que todos viven.
La
tecnología me asusta. Debo admitirlo. Camina mucho más rápido que yo, reconozco
que me quedé anclada en el pasado, que sigo leyendo libros y disfrutando al
pasar sus hojas, e incluso a veces, escribo con bolígrafo.
Pero
es un hecho innegable que la tecnología avanza a pasos agigantados, se
reinventa cada día y forma parte de lo cotidiano. Internet, las redes
sociales…Sin quererlo, tarde o temprano, acabamos sucumbiendo por el simple
hecho de no quedarte aislado o fuera de la sociedad.
El
lado positivo de la tecnología podría ser el de estar más unido a los demás,
estar conectado las veinticuatro horas del día, abarcando millones de noticias
e información a una velocidad de vértigo. ¿Pero realmente existe ese contacto?
¿Es lo mismo tomarse un café virtualmente con alguien que mirando a los ojos de
otra persona? ¿Qué saboreándolo de verdad?
Yo me
quedo con el contacto humano, con las risas sin enlatar, con las de verdad, con
los besos y abrazos, con el hecho de hablar, simplemente hablar y compartir cosas
con los demás. Con tu pareja, amigos, familia…o incluso desconocidos.
Lo que
siempre he pensado se refleja un poco en la película, siempre dependiendo del
cristal con el que se mire y se analice la historia. Pero creo que esa
deshumanización de la tecnología es en la que se sumerge nuestro protagonista.
Hasta tal punto de dejar entrar en su vida a alguien que realmente no tiene
cuerpo ni personalidad propia. Deja entrar en su vida a un programa
informático. Un programa diseñado para eso, para acompañar, para… Lo que el
protagonista no sabe es qué o quién es ese programa realmente, que puede
trastocar su existencia. Porque es imposible sentirte completo con una relación
que realmente no existe.
El
director nos lleva a una historia entre dos personajes donde no existen barreras,
con escenas brillantes y diálogos que no olvidaré: “¿Me quieres o no me quieres?- Y ella le responde
algo así como: - Sigues sin entenderlo. Es justamente eso: te quiero y no te quiero”.
Parte
de la película, me recordó a SHAME, otra obra magistral que recomiendo al cien
por cien. En Shame, el personaje principal es un adicto al sexo incapaz de
comprometerse en serio con nadie ni de tener una relación estable.
Lo que
tiene en común con Joaquin Phoenix en Her es precisamente eso, la soledad
interna contra la que luchan, de dos maneras muy diferentes.
HER ha
sido para mí todo un descubrimiento, una aventura. Una película que sabes que
volverás a ver porque no te deja indiferente, te hará pensar y te hará
replantearte muchas cosas.
Espero
haber sido lo suficientemente persuasiva para que os animéis a verla. No
defrauda. Y se merece más de un análisis y reflexión.
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