ONCE




A veces, sin buscarlo ni pretenderlo, encuentras una pequeña obra de arte, te topas de golpe con unas sensaciones que no esperabas, descubres que algo sencillo puede llegarte muy dentro.
Para mí el cine es el séptimo arte por excelencia. Un libro tiene la capacidad de transportarte a otros mundos, de hacer volar tu imaginación, de hacerte soñar, de meterte en una historia. Pero el cine, tiene la capacidad de dar vida a unos personajes, y dependiendo del realismo y la interpretación de los actores lo que ves puede llegarte más o menos, puede resultar creíble o no, o incluso en casos excepcionales e increíblemente mágicos, puede llegar a traspasarte y a formar parte de ti para siempre. Debo, necesito hablaros de una película que una tarde cualquiera de domingo vi en el cómodo sofá de mi casa con la mejor de las compañías, aunque eso no venga al caso ahora.
Lo necesito porque sencillamente me pareció mágica y sería un delito no compartirla con el resto del mundo.
¿Cuáles son los ingredientes para que una película funcione? Cada uno necesitaría unos distintos…pero los de esta película se resumen en los siguientes: pasión, sencillez, naturalidad, complicidad, poesía, dulzura, realidad a cucharadas, amor no correspondido, dureza, ilusiones…y todo entrelazado e hilado con una banda sonora compuesta por sus protagonistas, directamente desde el alma. El resultado, una genialidad, un mundo de sensaciones que te transporta a otro nivel, que te hace llorar, sentir, reír, que te convierte en vulnerable.
Las canciones y las voces líricas, rasgadas, la música acústica, sonidos, vellos de punta, y una historia tan sencilla, unos actores tan reales que enamoran. No me canso de verla ni de escuchar su banda sonora, y no me extraña que haya tenido tantos premios y que haya sido llevada a Broadway siendo uno de los musicales de más éxito en los últimos tiempos.
Nada me extraña. Nada.

Aparte del final que no quiero desvelar, me emociona la primera vez que los protagonistas se conocen y tocan juntos en una tienda de música. Me emociona cada historia real que se esconde detrás de las canciones. Cuando ella toca el piano para él en el estudio de grabación, compartiendo una canción dedicada al amor de su vida, una canción incapaz de finalizar de cantar por lo mucho que le duele aquella realidad, un amor incomprendido, un amor a medias, un amor con el que tiene que conformarse a pesar de todo…
O la escena donde el protagonista compone una canción a su ex con su guitarra encerrado en su cuarto, mientras mira un vídeo donde ellos compartían momentos especiales, donde su relación era aparentemente normal y feliz… Ese resentimiento, ese dolor, ese corazón roto, todo se refleja en los sonidos que van saliendo de su guitarra y de su voz…impresionante.
Historias que sientes tuyas, canciones, más canciones…belleza en estado puro. El resultado de esta película para mí fue conmovedor. Habrá un antes y un después. Una película que sin pretensiones consigue llegar tan alto que asusta.
Te invito a dejarte llevar, te invito a sentir, a no pretender nada, a dejarte embaucarte en una aventura especial, diferente y única.Te invito a involucrarte en unas historias ajenas pero que te parecerán muy cercanas, envueltas en una música que te transportará a otras dimensiones, que te hará rozar el cielo.

Te invito a disfrutar con los cinco sentidos de ONCE.









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